En la actualidad, todos los países desarrollados o emergentes se encuentran inmersos en una crisis profunda de desconfianza ciudadana en materia de gobernanza, lo cual, está obligando a los lideres políticos a modificar su estilo de cómo toman las decisiones económicas, sanitarias, educativas, sociales, culturales, tecnológicas y ambientales, ya que tanto sus acciones como sus decisiones políticas, siempre terminan impactando de forma directa en la vida de las personas.
Hoy en día, existe un hecho incontestable y es que la realidad social está llena de incertidumbre. Originado principalmente por la polarización política y el ruido mediático que lo embarran todo con tal de conservar o llegar al poder. Es una estrategia clara y perfectamente diseñada que busca manipular, influir y movilizar ideológicamente a las audiencias, dejando un halo negativo en el ánimo individual y colectivo de la ciudadanía.
Con la pandemia del COVID19, los dirigentes políticos de todo el mundo desplegaron su modelo de gestión, y la población pudo evaluar el estilo de gobernanza de unos y otros. En dicho contexto, hubo gobiernos que exhibieron eficacia en la toma de decisiones a la hora de gestionar y coordinar las instituciones públicas, para transmitir certidumbre a la población. Mientras que, otros gobiernos, adoptaron controvertidas decisiones utilizando diversos caminos parar tratar de frenar la pandemia, lo cual, genero una enorme incertidumbre y miedo entre la ciudadanía.
Muchas veces, encontrar el equilibrio idóneo entre globalización y gobernanza ha evidenciado una serie de problemas estructurales que son complejos de solucionar a corto, medio plazo. Básicamente, por la falta de flexibilidad y eficacia en la respuesta política, a la hora de resolver las demandas de la ciudadanía. Incluso, si vamos un paso más allá de las siglas políticas, podemos observar que muchas figuras públicas, necesitan urgentemente un reciclaje a través del aprendizaje continuo, ya que los cambios y las transformaciones de la sociedad casi siempre llegan sin avisar.
En este sentido, tanto el gobierno como los partidos políticos han de estar a la altura de las circunstancias para exhibir certezas, coherencia, eficacia y transparencia en la toma de decisiones. De lo contrario, seguirá agrandándose cada día la brecha existente entre clase política y ciudadanía. De hecho, el descontento con la política ha modificado la realidad social, provocando que las elecciones nadie las tiene ganadas de ente mano, las siglas de los partidos políticos son importantes pero ya no pesan como antes, por eso el líder que se trabaja cada día el campo político y social, puede que tenga más probabilidades para consolidarse como una fuerza dominante.
Hoy por hoy, la crispación y fragilidad de la democracia a nivel global son los ingredientes perfectos para que germine la desconfianza en las instituciones. Por lo tanto, la mejor estrategia para frenar el descontento ciudadano, pasa por consolidar un estilo de gobernanza eficaz. A este respecto, es oportuno señalar que no es una tarea fácil, y más aún, cuando el contexto es confuso, polarizado y volátil.
En definitiva, los lideres políticos han de estar preparados para la gobernabilidad de un territorio, que se traduce ni más ni menos, en la capacidad de respuestas del estado para implementar con eficacia unas políticas públicas que casi siempre demanda la ciudadanía. Así mismo, el estilo de gobernanza, siempre estará sometido a evaluación por parte de los ciudadanos cuando son llamados a la urnas; ya que con su voto, han de decidir si la calidad de respuesta del estado en la ejecución de las políticas públicas ha sido la correcta o no.
Por consiguiente, los lideres político deben esforzarse en mejorar sus capacidades de gestión pública con el propósito de garantizar un crecimiento más equitativo y sostenible en su ciudad, provincia, región o país. De ellos, depende la eficacia de las políticas públicas que se definen como aquello que el estado hace o deja de hacer. Es decir, son aquellas acciones que un gobierno planifica, ejecuta y evalúa para satisfacer una necesidad urgente de la ciudadanía.
Para ser precisos, también es necesario que todos nos involucremos en cuidar la salud democrática de nuestro territorio, con el propósito de que nuestra certidumbre no se vea alterada. Del mismo modo, la gobernanza debe ser siempre transparente y eficaz, para ello, la evaluación rigurosa debe ser continua de todos los procesos de gobierno e instituciones, ya que las decisiones que adoptan los políticos sobre los temas relevantes en un determinado territorio, han de estar bien fundamentadas y de acuerdo a la ley.
Por lo tanto, la gobernanza eficaz debe tener en cuenta los diversos factores del entorno, y al mismo tiempo, saber gestionar la presión que ejercen los lobbies y grupos que defienden sus propios intereses, ya que no todo el mundo tiene la voluntad y el altruismo de ejercer influencia a favor del interés general. Llega el momento de reflexionar, si la ciudadanía prefiere una gobernanza estática o debe ser eficaz para seguir transformándose como lo hace la sociedad en su conjunto.
