El 19 de enero de 2026, se cumplen 200 años de la anexión de Chiloé a la Republica de Chile. Sin duda, una magnifica fecha para celebrar, pero desde mi punto de vista, es el momento oportuno para reflexionar respecto sobre el presente y el futuro de la provincia. Chiloé, y sus diez municipios que llevan varias décadas esperando que se hagan realidad diversos proyectos de infraestructuras que son de primera necesidad, los cuáles, han sido reivindicados por toda la sociedad civil chilota, y que han sido postergados durante años por una falta de voluntad política.
El archipiélago de Chiloé, actualmente tiene un catálogo de graves problemas estructurales que poco a poco se van transformando en conflictos sociales: la falta de médicos en diversas especialidades, la falta de centros oncológicos, la falta de acceso a una vivienda digna, la falta de un plan eficaz para frenar la inseguridad, la delincuencia y el tráfico de drogas, la escasez de agua, la deforestación, la salmonicultura, la gestión de residuos y basuras, el descontrol de las parcelaciones, la saturación de automóviles en las ciudades, la gestión del transporte de pasajeros y mercancías, el déficit de una red de alcantarillado y saneamiento en todos los municipios, la falta de rehabilitación de los centros educativos, un plan eficaz de prevención contra incendios, una mayor protección legal a las personas que trabajan en el mar, un mayor impulso para los micro emprendedores, pequeños comercios y pequeñas empresas, además, de una mejor gestión sustentable del turismo para impulsar la economía de los diez municipios de Chiloé.
Cómo queda de manifiesto, todas estas problemáticas son muy complejas de resolver a corto plazo, pero sirven como termómetro para evidenciar la profunda crisis por la que atraviesa nuestro querido archipiélago de Chiloé. En este sentido, para que los habitantes de un territorio se sientan orgullosos de sus autoridades políticas a nivel estatal, regional y local, hace falta un estilo de gobernanza que se preocupe de solucionar los problemas con eficacia, dejando de lado las discrepancias y los egos ideológicos. Estoy seguro, que todos los políticos y la ciudadanía coinciden en el diagnóstico de los problemas, pero pasa el tiempo y las dificultades se acumulan, crecen y se agudizan. casi siempre por la falta de voluntad de los políticos que suele estar dispersas o ausentes.
Bajo este contexto, es urgente involucrar a los actores públicos, sectores empresariales, estudiantes, pescadores, comunidades locales, sociedad civil y comunidad científica en los procesos de planificación, ejecución, implementación y evaluación de políticas públicas asegurando que todas las voces y sensibilidades sean escuchadas, porque es la única manera de superar barreras e impulsar cambios y transformaciones que hagan que todo el territorio chilote, se convierta en una zona más dinámica, más sostenible, más inclusiva, más igualitaria, más respetuosa con todo, y todos los que viven ella. De lo contrario, poco a poco se ira perdiendo la identidad social, cultural y territorial.
La provincia de Chiloé, necesita avanzar y crecer de manera ordenada, y para ello, debe hacer frente a algunos retos, como el aumento de la desigualdad social y la escasez de recursos. Hoy por hoy, los diez municipios chilotes están siendo testigo de un crecimiento poblacional desordenado, que ha dejado en evidencia que las instituciones del Estado y los representantes políticos, se han preocupado poco o nada sobre ¿qué diseño de provincia queremos a medio y largo plazo para Chiloé?.
Desde mi punto de vista, creo que es el momento de reflexionar y abrir un debate profundo sobre cómo la gente chilota quiere transformar sus municipios mirando al futuro, porque no puede ser que en pleno siglo XXI siga habiendo todavía desigualdades territoriales, es decir, comunas de primera, segunda, tercera, cuarta y quinta categoría. La provincia de Chiloé, tiene derecho a prosperar en lo político, económico, social, cultural, tecnológico y medioambiental. Por lo tanto, es prioritario abordar todos los problemas, retos y nuevos desafíos desde un enfoque transversal y multidisciplinar, ya que el rápido crecimiento urbano-rural está afectando a todo el territorio chilote, además, analizarlo rigurosamente es también una estrategia de supervivencia inteligente que garantizara la sostenibilidad y la prosperidad de toda la provincia.
A modo de conclusión, puedo decir que una gran mayoría de chilotes tienen una profunda desafección política, y a su vez, están cansados de ver cómo los senadores, diputados, intendentes, gobernadores, alcaldes y concejales presentan proyectos de gestión pública como “logros personales y propagandísticos” cuando el proyecto ha sido aprobado como equipo. La ciudadanía chilota, exigen una gestión más eficaz y transparente de los recursos públicos, porque ya no quieren más mentiras edulcoradas, falsas promesas y falsos diagnósticos sociales, simplemente la gente quiere que las autoridades políticas resuelvan los problemas urgentes con eficacia.
Desde esta lógica, diseñar un proyecto basado en la evidencia empírica es fundamental para garantizar su solidez, relevancia y efectividad, a la hora de repensar y debatir sobre la agenda de políticas públicas en términos de desarrollo territorial para Chiloé. De hecho, cuando un territorio no se analiza, planifica, ejecuta y evalúa con aproximaciones a escenarios futuros desde un enfoque multidimensional, los problemas se vuelven más complejos, y casi siempre se corre el riesgo de caer en el caos, las contradicciones y la improvisación continua. Por lo tanto, para generar los cambios necesarios, se requiere de tres requisitos básicos: conocimientos, instituciones y voluntad. En Chiloé tenemos instituciones y muchos conocimientos, pero casi siempre la falta de voluntad de los políticos suele estar dispersas o ausentes.
Finalmente, me gustaría decir que el bicentenario es un buen momento para reflexionar a nivel individual y colectivo. También, es un buen momento para impulsar la marca Chiloé como un referente turístico, ya que las diez comunas deben aprender a trabajar juntas como una sola, por una sencilla razón, la unidad siempre genera fuerza, apoyo y una voluntad colectiva para enfrentar los desafíos, efectuar cambios y lograr la prosperidad compartida.
El archipiélago de Chiloé, tiene mucho potencial para avanzar y construir un presente, donde la unidad de la diez comunas, impulsen una estrategia a largo plazo más avanzada, justa, equitativa, transparente y plural. Por consiguiente, se debe tener altura de miras, mayor cohesión y ofrecer soluciones eficaces conjuntas a los retos compartidos de futuro. El bicentenario, es una buena oportunidad para acercarnos a la nueva realidad que se pretende construir en la provincia, con el único propósito de mejorar la calidad de vida de todas las personas en Chiloé. Pero antes de empezar, ¡toca reflexionar!