¿Están las instituciones políticas al servicio del sistema neoliberal?

23 de julio de 2024by ES_

Las democracias comienzan a estar en peligro cuando los lideres y los partidos políticos gestionan las instituciones del Estado de manera autoritaria, ineficaz y alejada del bien común, cuyas consecuencias se perciben en el aumento de la pobreza o la desigualdad. Hoy por hoy, el sistema neoliberal lo abarca todo, poco a poco busca vaciar la democracia hasta el punto que siempre anhela privatizar lo público y deslegitimar al Estado-nación (Laval y Dardot, 2017).

Por este motivo, no es de extrañar el distanciamiento y la desconfianza de la ciudadanía con todo lo relacionado a la actividad política, y que se evidencia cada día en el hartazgo ciudadano, provocando una gran desafección política e institucional. En este sentido, la investigadora Goikoetxea Mentxaka (2018) manifiesta que la privatización de la democracia, deja constancia que todos los proceso y mecanismo que se utilizan para empoderar a la sociedad civil terminan frenados o bloqueados por la clase dominante, que son un pequeño grupo con poder y capital económico, que con frecuencia suelen utilizar a sus terminales mediáticas y organizaciones políticas para promover el menosprecio de la democracia parlamentaria y sus instituciones.

Basta con observar, cualquier gobierno de izquierda a nivel global para evidenciar el cuestionamiento permanente a la dimensión institucional democrática, impulsada por formaciones políticas de la derecha clásica y extrema derecha, que ayudados por los medios de comunicación afines, siembran la discordia y la polarización social que se traduce en desapego, entre el ciudadano y la política en un determinado país o territorio. De hecho, el discurso neoliberal está muy vinculado a la estrategia del miedo, la inseguridad, y a la distorsión de los hechos relevantes para crear confusión, dividir y polarizar a la sociedad (Bargsted y Torcal, 2015).

Durante décadas está corriente económica y política ligada al capitalismo, ha sabido consolidar una potente red de poder, para diseñar un discurso ideológico que refuerza las individualidades y la indiferencia, menoscabando la cohesión de lo colectivo y lo social (Laval y Dardot, 2017). Es decir, obliga a la ciudadanía a sobrevivir cada día en un escenario de competitividad permanente, creando una burbuja de desigualdades intergeneracional, que vive en constante incertidumbre sin expectativas de mejorar en el presente y futuro.

En este sentido, el neoliberalismo ha sido muy hábil al apropiarse del concepto de libertad individual, y eso es un síntoma que todo puede ir a peor. Para la teoría neoliberal, una política social es una política antieconómica, debido a que la igualdad social no debe ser un objetivo prioritario para un determinado gobierno. A este respecto, Foucault (2007) va un poco más allá y sostiene que el pensamiento neoliberal ve al Estado como un actor no legitimo para decidir la redistribución de la riqueza, ya que esta competencia depende del mercado y los poderes económicos. De ahí que, la íntima relación entre el poder económico y los actores políticos, hayan facilitado el avance de los poderes privados en las instituciones públicas, frenando la democracia participativa, y perpetuando el modelo neoliberal, que en la actualidad ha llevado a una grave crisis de legitimidad del Estado-nación (Laval y Dardot, 2017; Altman y Luna, 2007).

A modo de conclusión, podemos señalar que poco a poco la democracia está siendo privatizada, ya que los grupos económicos de interés que idolatran al sistema neoliberal, han influido para que los partidos políticos actúen como si fuesen una multinacional, anulando la democracia interna, la autocrítica y los debates, lo cual, impacta en la toma de decisiones por encima de la democracia y de las reglas de soberanía del Estado-nación. A este respecto, Goikoetxea Mentxaka (2018) nos recuerda que la democracia, se caracteriza por ser un sistema político y de organización social cuya sentimiento de soberanía reside en el pueblo. Por lo tanto, la función de los Estados es precisamente desarrollar políticas públicas eficaces que mejoren los derechos de la ciudadanía.

Desde mi punto de vista, en España como en otras democracias a nivel global hace falta empatía, voluntad y actitud entre las formaciones políticas con distintos intereses e ideologías, para negociar y llegar a acuerdos con el objetivo de resolver con eficacia los problemas que les preocupan a la ciudadanía. Mientras esto no suceda, seguirá consolidándose en el imaginario colectivo la percepción que las instituciones políticas están erosionadas, debilitadas y al servicio del sistema neoliberal.

En este sentido, Foucault (2007) nos invita a reflexionar sobre cómo el poder neoliberal opera, gestiona y gobierna nuestras vidas con el visto bueno de las instituciones políticas, que moldean a la población para que obedezca sin quejarse pensando que poseen mayor libertad individual para avanzar en lo económico y social, lo cual, hace que a muchas personas les llame poderosamente la atención la oferta de la derecha conservadora y la extrema derecha radical populista.

En definitiva, hoy más que nunca no vale resignarse más bien debemos ser optimistas y perseverantes para obligarnos como sociedad a promover la participación de la ciudadanía civil en las tareas de la vida política dentro de un sistema democrático, con el propósito de reivindicar derechos, quejarse o expresar públicamente disconformidad respecto a lo perjudicial que ha sido el sistema neoliberal. Sí esto no cambia, puede desatar el descontento social y provocar una reacción inédita de la sociedad, debido a que existe un hartazgo, desesperación y frustración silenciosa que es compartida de manera transversal por todas las democracias del planeta, que observan cada día, cómo las formaciones políticas están al servicio del menosprecio de lo público.

 

BIBLIOGRAFIA

Altman, D. y Luna, J. P. (2007): “Desafección cívica, polarización ideológica y calidad de la democracia: una introducción al Anuario Político de América Latina”, en Revista de Ciencia Política, Vol. 27 Especial, pp. 3-28.

Bargsted, M. y Torcal, M. (2015): “Explicando la confianza política: ¿economía o política?”, en Desafección política y gobernabilidad, L. Paramio (ed.), Madrid, Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, pág. 201-228.

Foucault, M. (2007): “Nacimiento de la Biopolitica”, México, FCE.

Goikoetxea Mentxaka, J. (2018): Privatizar la democracia: Capitalismo global, Política europea y Estado español. Icaria Editorial.

Laval, C. y Dardot, P. (2017): La pesadilla que no acaba nunca. El neoliberalismo contra la democracia. Barcelona (España). Editorial Gedisa.

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